Hablar de semillas certificadas no es algo que se escuche todos los días, pero es una realidad hoy por hoy. Es una manera de destacar sobre la competencia y garantizar a nuestros consumidores un elevado nivel de calidad.
Semillas certificadas: la base de una producción de calidad
La agricultura es una de las actividades más importantes para el sector agroalimentario, nos brinda alimentos sanos y muy variados. Las semillas son la base de todo: de su producción derivarán las ganancias para los insumos que se requieren dentro del proceso, como el agua o el abono. Ahí surge la importancia de contar con semillas certificadas, ya que este proceso brinda certidumbre al productor y asegura la calidad para el consumidor.
En México, el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS), se encarga de vigilar el cumplimiento de las disposiciones legales en materia de semillas y variedades vegetales. Este proceso lo realiza con base en las guías emitidas por la UPOV (Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales) y las reglas técnicas para la calificación de la semilla en proceso.
¿Qué necesitas para certificar tus semillas?
La certificación consiste en verificar e inspeccionar las semillas para siembra.
Su origen, su proceso de producción en campo, beneficio y acondicionamiento, su almacenamiento y comercialización , todo conforme a normas estrictas.
Sólo las semillas que cubren los requisitos de alta calidad genética, fisiológica, física y fitosanitaria son certificadas por el SNICS .
Para obtener una etiqueta oficial de semillas certificadas se toman en cuenta los siguientes factores.
- – Que sea una semilla con buena germinación
- – Que no lleve paja, tierra o piedras
- – Libre de malezas, plagas y enfermedades
- – Que sea de una sola variedad